
Durante nuestra infancia desarrollamos las habilidades que utilizaremos regularmente en nuestra vida adulta; de niños aprendemos a caminar, a hablar, a relacionarnos con otros, a competir sanamente, a respetar a los demás y a aceptar que los demás tienen cualidades que los hacen diferentes a nosotros mientras que nos damos cuenta de que somos únicos e irrepetibles. La infancia es una etapa en donde definimos qué tipo de personas seremos de adultos y en donde encontramos nuestro lugar en la sociedad.
El uso racional y responsable de la tecnología es tan importante hoy en la educación de los jóvenes como lo fueron los horarios y la estructura escolar a principios del siglo pasado, cuando el sistema escolar fue especialmente desarrollado para preparar a los niños para trabajar, de adultos, en las fábricas de la revolución industrial. El celular e internet son herramientas tan cómunes y básicas en nuestros días como lo fueron la pala, la hoz, el martillo y el yunque en esos tiempos, y es tan importante prepararlos para el mundo que tendrán que enfrentar de adultos como lo era hace 100 años.
En el presente los jóvenes deben aprender desde temprana edad a utilizar las herramientas de búsqueda adecuadas en Internet, comprender estructuras lógicas simpĺes y discriminar con sólo un par de líneas en la lista de resultados qué información les será útil y cual no; pero aún con este procedimiento que a simple vista parece sencillo no alcanza para poder transformar ese inagotable mar de datos en información útil, pues a diferencia de sus padres quienes han recibido siempre pura y exclusivamente información seria y verificada, o de sus abuelos, a quienes les llegaba solamente aquella información de primera calidad; los jóvenes de hoy tienen que aprender a distinguir entre las distintas fuentes, preguntarse de donde han salido los datos y qué razones tuvo el autor para publicarlos.
En la actualidad el sistema educativo, del que también forman parte los padres, no prepara a los “nativos digitales” para enfrentar el mundo, un lugar cambiante en donde las modas se alteran completamente semana a semana y en donde lo que hoy es útil mañana será completamente obsoleto. Un mundo que ante ojos extraños parece caótico, desordenado, confuso pero que sin embargo tiene su estructura y un alto grado de predictibilidad dentro de su peculiar dinámica, a la que a las generaciones anteriores les cuesta mucho percibir con claridad.
Los maestros y profesores se encuentran alienados de este nuevo mundo, lo niegan porque no pueden verlo; son una inmensa mayoría los que desconocen las ventajas de la red de redes, y aún los que la utilizan asiduamente se encuentran con la imposibilidad de no haber contado en su formación profesional con las herramientas necesarias para aplicar esta inagotable fuente de información a la clase.

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